martes, febrero 12, 2008

Chao Socio!!

Esa fue la última frase que le dijimos a nuestro querido Keno, nuestro "socio".

Creo que es natural que todo amo encuentre especial a su mascota, pero el Keno para quienes lo conocieron, siempre fue especial. Llegó el 03 de Noviembre del 2006 a nuestra casa como nuestra primera "gata" desde Olivar, llegó con una pequeña peladura en su mano derecha que pensamos se la había hecho jugando. Gran error, era tiña y se la contagió a la otra gata (panchi), a los perros y a mi señora. Se hizo un tratamiento para todos hasta que se recuperaron, en uno de todos los baños que se les hizo, mi señora se dio cuenta que la "Kena" era "Keno".



Desde recién llegado me acompañaba en los trabajos de jardín y patio, soportaba el calor y siempre estaba ahi trepando en la reja, corriendo en la acequia, colgado de mis zapatos, jugando con los perros o molestando a quien me ayudara. Como olvidar la primera vez que por su voluntad se pasó a la casa del vecino y se peleó con sus dos perros, imagino que ahi perdió un par de vidas.
Fue creciendo y se puso más territorial, usaba la casa de los perros, peleaba con él mismo en el espejo y en los reflejos de las ventanas, nos mordía los pies cuando quería y a más de una visita dejó sangrando porque no sabían como él jugaba. Nunca olvidaré cuando se trepó por la reja para salir a la calle a enfrentar al perro que paseaba con una vecina, ella quiso tomar al Keno en brazos para cuidarlo y él intentó atacar al perro y la vecina, quien mejor se llevó su perro en brazos.



También le gustaba subirse al entretecho, jugaba y corría mientras instalaba las lámparas de colgar o algún cable, la última vez se dio el gusto de marcar como su territorio gran parte del entretecho, amparado en la oscuridad. De un momento a otro se hizo dueño de los autos que llegaban a la casa, conoció camiones de tiendas, camionetas de servicios técnicos, vehículos de familiares y hasta una moto. Por culpa de su curiosidad y confianza, soportó un par de horas encerrado dentro del auto de mi señora en el estacionamiento del supermercado, cuando sin darse cuenta mi señora lo llevó. Más de una vez me lo topé camino a casa, en donde no dudaba en subirse y acompañarme.



En una ocasión, llego con una pata trasera quebrada, el veterinario nos dijo que tenia quebrado los dos huesos de la pierna y que era necesario operarlo. Decidimos hacer la operación y por un mes tuvimos un gato con fierros que salían de su pierna, lo que no fue impedimento para que siguiera saliendo y trepándose donde quisiera.



A fines de septiembre del 2007 fue padre, al principio nos sorprendió la preocupación y paciencia que tenía con sus hijos y no ponía problemas si querían dormir con él y compartía su cama y comida. Luego les enseño a mordiscos y manotazos que no tenían que molestarlo cuando dormía.



Toda esta historia se acabó el jueves 31 de Enero del 2008 y recién estamos en condiciones de poder escribirla de corrido en este post. Quizás si lo hubiésemos castrado habría vivido más tiempo, pero estoy seguro de que no habría sido el mismo y no tendríamos la familia de gatos que nos dejó.

Chao Socio!